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VENENOS DISRUPTORES ENDOCRINOS (Tercera parte)

01 Aug 19 - 10:00

VENENOS
 
DISRUPTORES ENDOCRINOS

Tercera parte






Fertilidad: el tema que asusta


Los adolescentes que se echan laca en el pelo sufren un descenso en el número de espermatozoides.

Un equipo de investigadores del INSERM, el Instituto de salud e investigación médica de Francia, efectivamente ha demostrado de manera experimental que los ftalatos perjudican la puesta en práctica del potencial reproductor masculino en la especie humana.
 
Otros estudios han demostrado que la exposición de los testículos del hombre adulto a los ftalatos, al bisfenol A, a los parabenos o a los éteres de glicol provoca una inhibición de la producción de testosterona y puede ser responsable de la reducción de su tamaño en los adultos.

Existen varias familias de éteres de glicol, la mayoría de ellas reprotóxicas. Afectan a la fertilidad masculina y femenina.

Pero también son genotóxicos, factores de malformaciones y tóxicos en las células de la médula ósea. Se observa una relación con el cáncer de estómago, de testículos y con la leucemia mieloide, pero su carcinogenicidad no está probada. Diez de ellos son objeto de medidas de restricción de uso en Europa, pero los estudios realizados en Francia demuestran que están presentes en las muestras de orina.

Un estudio aparecido en diciembre de 2012 ilustra la relación entre interruptores endocrinos y fertilidad.

Este estudio, realizado con más de 26,600 hombres, demostró un descenso significativo de la concentración de espermatozoides en el esperma así como su calidad entre 1989 y 2005 en Francia.
 
Los resultados de este estudio expusieron que en 17 años, la concentración del esperma (millones de espermatozoides por mililitro de esperma) disminuyó en un 32.2% y de manera constante, es decir, una reducción del 1.9% al año.

De esta manera, en el caso de un hombre de 35 años, el número de espermatozoides pasó de 73.6 millones/ml a 49.9 millones/ml de media.
 
A este ritmo (que se está acelerando puesto que, en los últimos setenta años, las pérdidas sólo eran del 1% al año) ¿qué quedará de la capacidad humana para engendrar descendientes a finales de este siglo?

Y además, una tercera parte de los espermatozoides que sobreviven tienen malformaciones, ya que el estudio ha demostrado una reducción del 33.4% de la proporción de espermatozoides de forma normal en 17 años.

En realidad, estos resultados se habrían calculado por lo bajo, puesto que la población estudiada tiende a priori a fumar menos, un factor conocido por dañar enormemente la calidad del esperma.

Según los autores del estudio, se contempla seriamente la existencia de un vínculo con los interruptores endocrinos.


Sobrepeso y diabetes


Unos investigadores han medido el nivel de BPA (bisfenol A) en la orina de 2,838 niños de entre 6 y 19 años de edad, y han indicado a continuación su peso.

Resultado: de los niños con el nivel de BPA más alto, cerca de un 22% eran obesos, frente a solamente el 10% de los que presentaban los niveles más bajos.

Dicho de otra manera, esto significa que los niños más expuestos al BPA tienen el doble de riesgo de ser obesos que los menos expuestos.


Cáncer


La incidencia del cáncer se encuentra claramente al alza.
 
Existen gran cantidad de sustancias que imitan a los estrógenos en circulación: bisfenol A, ftalatos, parabenos, 4MBC… a los que hay que añadir los estrógenos que segregan los animales, presentes en abundancia en la leche de vaca (no hay quien pueda producir leche sin unos niveles altos de hormonas), y que también segregan las mujeres que toman la píldora o tratamientos sustitutivos.

Los plaguicidas organoclorados y las dioxinas aumentan el riesgo de cáncer de mama, pero no sólo eso.


¿Mudarse? (Sí, pero… ¿a dónde?)


Un estudio analizó más de cerca el impacto en la salud de las exposiciones a las emisiones atmosféricas de dioxinas de las fábricas de incineración de residuos domésticos. Este estudio, realizado sobre alrededor de 135,000 casos de cáncer observados en las zonas del Alto Rin, el Bajo Rin, el Isère y el Tarn entre 1990 y 1999, puso de manifiesto la destacada relación que existe entre la exposición a las emisiones atmosféricas de las fábricas de incineración de residuos domésticos y la incidencia de varios tipos de cáncer.
 
Con respecto a las mujeres, queda patente la gran relación estadística entre la exposición a las incineradoras y la incidencia del cáncer en el conjunto de localizaciones, del cáncer de mama y de los linfomas malignos no-Hodgkin. De igual forma, se detecta un importante vínculo con los linfomas malignos no-Hodgkin independientemente del sexo y con los mielomas múltiples sólo en el caso de los hombres.

Los niños que viven en las inmediaciones de gasolineras sufren más leucemias. En nuestro país, las gasolinas de 95 y 98 octanos todavía contienen un 1% de benceno, un reprotóxico que ha demostrado ser un factor de la leucemia.

Encontramos numerosos derivados del benceno por todas partes: en los ambientadores, que ahora prácticamente nos los imponen en todos lados (en los baños, los taxis, los aparcamientos, los hoteles, en los perfumes que se utilizan para el neuromarketing), en los rotuladores indelebles (xileno), el poliestireno…

El benceno y algunos de sus derivados se integran en nuestros genes y producen errores en la replicación, así como aberraciones cromosómicas. Son genotóxicos y cancerígenos. Las células de la médula ósea son especialmente sensibles a estas sustancias, que también pueden afectar a la fertilidad, causar malformaciones, aumentar las alergias…

Los ftalatos provocan tumores hepatocelulares (en el hígado) en los modelos animales y tumores de testículo tras una exposición continuada.

Un estudio realizado con 1,100 niñas de entre 6 y 8 años ha demostrado que los ftalatos serían responsables de una pubertad precoz. Ahora bien, este fenómeno, que también está experimentando un crecimiento exponencial, conlleva una exposición más precoz y prolongada a los estrógenos, principales promotores del cáncer de mama.

Un estudio de 2010 realizado con 221 mujeres mexicanas permitió constatar que los niveles de ftalatos eran más altos en la orina de mujeres con cáncer de mama que entre las del grupo de control.

Por otra parte, el papel que desempeña la clordecona en el gran aumento de los casos de cáncer de próstata en las Antillas ahora sí que es incuestionable, aunque resulta que su exposición también está asociada a un aumento del riesgo de mieloma múltiple.

Pero muchos otros plaguicidas que contienen interruptores endocrinos están involucrados. Por ejemplo, el lindano, un promotor de tumores que aunque lleva prohibido en Europa desde 2007 (en Estados Unidos aún no lo está), sigue detectándose incluso en la placenta del 28% de las mujeres embarazadas de las Islas Canarias, que sin embargo viven alejadas de cualquier industria.


Aumento de los casos de cáncer


Los interruptores endocrinos favorecen la aparición de cáncer de tipo hormonodependiente por mecanismos que se avivan los unos a los otros:

• Promoción hormonal mediante efectos que imitan a los estrógenos o a la testosterona.
• Aumento del número de receptores de hormonas.
• Efectos proliferativos independientes de las hormonas.
• Efectos proinflamatorios que intervienen en todas las fases del cáncer (iniciación, promoción, invasión, angiogénesis –proliferación neovascular-, metástasis –propagación del tumor a distancia-, en otros órganos).
• Alteración de la permeabilidad digestiva que favorece la inflamación y el sobrepeso.
• Aumento del sobrepeso y la diabetes, que también están asociados a un aumento de la inflamación, de la promoción (en especial por la producción en el tejido adiposo de estrógenos gracias a la aromatasa) y a una incidencia mayor de cáncer.
• Debilitamiento de las defensas inmunitarias, el primer frente de defensa contra las células cancerosas (más pronunciado en los casos de diabetes).


Conclusión: la supervivencia de las especies está amenazada


Debido a su creciente número, su presencia en cualquier entorno (incluso en los más remotos, como el Ártico o la selva amazónica), su presencia en todos los organismos humanos, su carácter persistente, su almacenamiento en nuestro tejido adiposo, los efectos cóctel, sus graves efectos en prácticamente todos los sistemas (infertilidad, malformaciones, intolerancias alimentarias, alergias, inflamaciones, sobrepeso, diabetes, cáncer…), su modificación de la expresión de los genes, el carácter transmisible de los daños en el ADN de generación en generación (y de ahí la alteración del patrimonio genético de la humanidad y de los animales), los interruptores endocrinos representan una amenaza para la salud mucho mayor que el tabaco o el amianto.

Es necesario mirar de frente a la realidad; la supervivencia de numerosas especies está en juego: insectos, peces, anfibios, mamíferos marinos como las focas o los osos polares, mamíferos terrestres y también humanos ven sencillamente su supervivencia amenazada por estos importantes trastornos de la reproducción y la salud tanto a corto como a largo plazo.


CÓMO PROTEGERNOS DE ESTOS VENENOS


Hay unas cuantas medidas sencillas que permiten no eliminar (por desgracia, en las condiciones actuales resulta imposible), sino reducir enormemente la exposición a los disruptores endocrinos. Y no sólo eso, sino que también existen formas de deshacernos de una parte de los que ya hemos almacenado, en concreto en nuestro tejido adiposo, y algunas herramientas pueden contribuir a protegernos de sus efectos nefastos.

Por último, las medidas a gran escala, tanto ecológicas como políticas, son imprescindibles (¡y rápido!) si queremos luchar contra la invasión mundial de estos tóxicos que no sólo están tratando de dañar nuestra salud, sino también el patrimonio genético de las nuevas generaciones antes incluso de que nazcan, así como la supervivencia de un gran número de especies entre las que nos encontramos nosotros, puesto que nuestra fertilidad se ha reducido drásticamente.


Cómo reducir nuestra exposición a los disruptores endocrinos


Alimentación


La primera regla consiste en no comprar nunca productos grasos: aceites, salsas, margarinas, platos preparados… o presentados en envases de plástico, latas de conservas o de refresco, que en la actualidad se encuentran revestidos de plástico.
 
Esta medida sigue siendo válida a pesar de la prohibición que está en proceso de aplicación de utilizar bisfenol A en los envases para alimentos, ya que en ellos están presentes numerosos disruptores endocrinos: bisfenoles desde la B hasta la Z, ftalatos y alternativas sobre las que no disponemos de datos toxicológicos.
Consuma bebidas en botella de cristal en lugar de en latas. Solo tiene garantías el cristal.

En lo que respecta al agua en botella de plástico, evite los PVC que aparecen marcados con el número 3 (PVC), 6 (poliestireno) y 7 (policarbonatos) y en su lugar opte por botellas marcadas con el 4 y el 5.

Aquí tiene otros hábitos que debe adquirir para protegerse mejor:

• En el caso del pescado, no consuma grandes depredadores como tiburón, pez espada, mero… ya que están demasiado contaminados; no consuma más de una vez por semana depredadores medios como atún y dorada (las mujeres embarazadas y los niños pequeños deberían evitarlos). En su lugar tome peces de pequeño tamaño, sobre todo pescado azul (arenque, caballa, sardina, anchoas sin sal… que son ricos en omega-3 y están menos contaminados; salvo algunas sardinas de estuario que suelen prohibirse por su excesivo contenido en PCB).

No es recomendable el consumo de pescado de agua dulce. Los peces más contaminados son el lucio (gran depredador), el siluro/pez gato y las anguilas.

• Nunca consuma el hígado o los menudillos de animales alimentados con piensos sintéticos ni sus derivados (fuagrás, patés…).

• A excepción de las mujeres embarazadas o los niños en fase de crecimiento, disminuya el consumo de carne a una o dos veces por semana.

• Elija huevos ecológicos de gallinas criadas al aire libre (algo que podemos volver a hacer a partir de los controles realizados en las emanaciones de las fábricas de incineración de residuos).

• Opte por otros productos ecológicos (los tres productos no ecológicos más ricos en disruptores endocrinos son las lechugas, los tomates y los pepinos).

• Las agresiones térmicas, sobre todo en la barbacoa, también pueden generar disruptores endocrinos carcinogénicos como el benzopireno. Se debe evitar cualquier contacto con las brasas, que no deberían estar debajo de los alimentos que se van a cocinar sino en un lateral (barbacoas verticales); también podemos proteger la carne y el pescado con papel vegetal. En cualquier caso, la plancha es menos agresiva.

• Algunas sartenes antiadherentes pueden liberar disruptores endocrinos.

• No utilice vasos de poliestireno (un derivado del benceno) para las bebidas calientes.


Medicamentos y cosméticos


• No compre cosméticos con parabenos.
• Evite los medicamentos gastrorresistentes, así como aquellos que contienen parabenos.
• Rechace los medicamentos que contienen tolueno (también reprotóxico), en especial varias presentaciones de vitamina D.
• No utilice cremas y aceites para el sol no ecológicos.
• Evite los perfumes (hoy en día prácticamente todos son sintéticos).
• Pasa lo mismo con la práctica totalidad de productos que utilizan los peluqueros, exceptuando una pequeña minoría, aunque cada vez mayor, de peluqueros ecológicos.
• Lo mismo ocurre con los salones de manicura. La acetona para retirar el esmalte de uñas es un derivado del benceno.
• En materia de higiene femenina, utilizar compresas o tampones ecológicos, o una copa menstrual.
 

Ropa


• Elija ropa ecológica, y siempre lave la ropa nueva al menos una vez antes de su primer uso con el fin de eliminar parte de los retardantes de llama y otros contaminantes.
• Utilice detergentes ecológicos para lavar la ropa.


Vivienda, productos del hogar, de limpieza y ambientadores


• Reduzca todo lo posible la madera contrachapada, las alfombras y los tejidos que contengan retardantes de llama y emitan partículas de polvo; estas partículas concentran disruptores endocrinos que terminan inhalándose.
• Si tiene alfombras, debe limpiarlas una vez al mes con vapor, o si no pasar una aspiradora con filtro que no libere partículas de polvo.
• Emplee mobiliario y decoración de materiales ecológicos, especialmente las pinturas.
• Ventile todo lo posible en época de buen tiempo y garantice una buena ventilación en invierno.
• Asegúrese de cambiar los filtros de los sistemas de aire acondicionado con regularidad.
• Como la combustión de la madera emite muchos disruptores endocrinos, las chimeneas deben cerrarse con un cristal hermético.
• Elija productos de limpieza ecológicos, ya que gran cantidad de los productos que se venden en la gran distribución contienen disruptores endocrinos.
• No utilice insecticidas químicos.
• Aclare bien la vajilla para eliminar restos de detergente.
• No utilice ambientadores químicos que contengan derivados del benceno. Puede sustituirlos por aceites esenciales.


Transporte


• En las gasolineras, al repostar, evite inhalar los vapores de la gasolina, ya que contienen benceno, que es genotóxico e incrementa el riesgo de leucemia.
• Además de partículas tóxicas, los gases del tubo de escape contienen disruptores endocrinos. Dos veces al año se debe comprobar la acumulación de suciedad en los filtros de cabina.
• Los vehículos diésel son los más tóxicos.
• Elija coches de segunda mano de al menos 6 meses de antigüedad, de forma que ya hayan liberado una gran parte de sus tóxicos.
 

Trabajo


• Conforme a la normativa sobre prevención de riesgos laborales, infórmese acerca de la presencia o no de disruptores endocrinos en su puesto de trabajo y obtenga las condiciones de protección adecuadas.


¿Podemos deshacernos de los disruptores que hemos almacenado?


La primera medida de protección es no tener demasiada masa grasa, ya que prácticamente todos estos disruptores endocrinos son solubles en las grasas (liposolubles) y el tejido adiposo los atrapa.

De esta forma, cuanto más tejido adiposo tenemos, más disruptores endocrinos almacenamos, y ahora sabemos que a su vez éstos contribuyen a la aparición y empeoramiento del sobrepeso y la diabetes.

El problema es que además de tener efectos negativos, por ejemplo proinflamatorios locales o sistémicos (es decir, que afectan a todo el cuerpo), estos disruptores endocrinos son liberados por la lipólisis. Este proceso de liquidación de las grasas de reserva está destinado a aportar combustible a la sangre cuando nuestro organismo sufre alguna carencia.

En caso de estrés o pérdida de peso, los interruptores pasan a la sangre y pueden producir daños en el conjunto de los órganos.

Por eso, cuando estamos estresados o cuando adelgazamos, es importante que tengamos en cuenta los riesgos tóxicos. El hecho de que cada año mueran miles de aves migratorias (literalmente nubes de pájaros que caen muertos al suelo como si se tratara de lluvia) se explica por este fenómeno. Se atiborran de grasas antes de la migración y queman estas grasas que les proporcionan energía para el vuelo, pero al quemarlas, los plaguicidas y otros contaminantes (habitualmente disruptores endocrinos) son liberados y pueden morir por una hepatitis tóxica.


Hacer tratamientos desintoxicantes con regularidad


Practicar deporte con asiduidad aumenta la circulación y, a partir de una determinada intensidad y duración del esfuerzo, quema tejido adiposo y permite liberar estos tóxicos.

Sin embargo, es importante protegerse de ellos, ya sea por medio del deporte o adelgazando.

Podemos hacerlo tomando taurina. Se utiliza para combinar el colesterol con los tóxicos liposolubles y evacuarlos por las vías biliares a través del tubo digestivo y las heces.

Pero estos tóxicos (como el colesterol, por cierto), corren el riesgo de ser reabsorbidos en el tubo digestivo antes de alcanzar el recto si no se consumen suficientes fibras.

Existe por tanto una sinergia protectora entre la ingesta de taurina y el consumo de vegetales: verduras crudas, legumbres, plantas oleaginosas, pan semiintegral (mejor, fermentado) cereales (mejor, sin gluten), fruta… Se ha demostrado que la manzana, por ejemplo, que contiene pectina, es capaz de mejorar la eliminación de contaminantes.

Consumir más verduras que productos de origen animal tiene una triple ventaja: menos aportes de interruptores endocrinos, una mejor eliminación y también el aporte simultáneo de numerosos protectores: antioxidantes, estimulantes de la desintoxicación (en especial en las hortalizas aliáceas y las crucíferas, que contienen sulforafano), antiinflamatorios y estimulantes de la reparación del ADN.

Dado que a diario nos “enriquecemos” de contaminantes a través del aire, el agua, los alimentos, sus envases, la forma de cocinarlos, los medios de transporte, la vivienda, el trabajo y hasta los momentos de ocio, conviene realizar tratamientos de desintoxicación a base de principios eliminadores y neutralizadores como la taurina y el sulforafano. El número de tratamientos puede oscilar entre una vez al año para las personas que viven en los entornos más sanos y una vez al mes para aquellas que están más expuestas a contaminantes.

A este tratamiento hay que añadir:

• La supresión de productos industriales.
• Como mínimo, un litro y medio diario de agua mineralizada, té verde, infusiones de hibisco o rooibos, zumo de granada, arándano o grosella, o batidos de frutas.
• Practicar actividad física regular (al menos cinco días a la semana) acorde con su edad y posibilidades físicas.
• Si fuera posible, una sesión de sauna de 10 a 15 minutos un par de veces por semana.
• Masajes adelgazantes y drenajes linfáticos.
• De 2 a 3 g de vitamina C al día.


Protegerse y “repararse”


El impacto que tienen los disruptores endocrinos en los órganos reproductores, el cerebro, el peso o el riesgo de cáncer se puede reducir, aparte de disminuyendo las exposiciones y neutralizando y eliminando los contaminantes, mediante:

• Una mejor alimentación, más vegetal y ecológica.
• Formas de cocinado de los alimentos no agresivas.
• El consumo de “alimentos plus” o superalimentos, que contienen muchos principios activos antioxidantes, antiinflamatorios y desintoxicantes como:
* la cúrcuma, el orégano, el ajo, la cebolla y el clavo.
* el té verde matcha.
* los zumos y batidos de frutas rojas y negras.
• Complejos antioxidantes.
• Complejos de polifenoles.
• Suplementos de cúrcuma sin piperina.
• Tratamientos de estimulantes de la reparación del ADN asociados con de 2 a 3 g de vitamina C al día y nicotinamida.


Ecología y compromiso


Es esencial que el aire, el agua, los alimentos, la ropa, la vivienda, los medios de transporte, los lugares de trabajo, los juguetes, el ocio, los cosméticos y todo lo que demás sean lo más saludables posible si queremos conservar al mismo tiempo tanto la salud así como el futuro como especie.




 
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